Esta práctica comercial, aún siendo legal, no pasa de ser poco o nada elegante, y sí muy indignante por proceder de dónde y por quiénes procede, pues no hemos de olvidar que en Cataluña se está produciendo un proceso de “catalanización” forzada en detrimento de todo lo que proceda del resto de nuestro país, empezando por la lengua y finalizando por los productos que comercializamos, pasando por una más que evidente falta de solidaridad, como demuestran una y otra vez con sus pretensiones y exigencias tributarias al gobierno del país. Y todo este proceso está avalado por las instituciones públicas y gobierno catalanes, que son los principales precursores de este tipo de actuaciones, en virtud de dudosas aspiraciones políticas.
Pero en fin, a lo que vamos, si los catalanes se esfuerzan en promocionar sus productos en detrimento de los artículos del resto del país, no creo que sea delito alguno el optar nosotros por una política similar, es decir, durante estas fechas navideñas abstengámonos de consumir productos de marcas que tributen en Cataluña, porque los impuestos que gravan éstos servirán, por ejemplo, para orquestar campañas contra los establecimientos que exponen en sus locales de negocio rótulos en castellano, por supuesto previo pago de la denuncia que les será impuesta desde la administración catalana, y no repercutirá en modo alguno en el resto del país.
Así que no seamos partícipes de tan sangrante despropósito y consumamos productos de nuestra tierra, que seguro son tan buenos o mejores, y que además nos beneficiará al tributar estas empresas en nuestra región, y no nos olvidemos que esos tributos son los que nos permiten tener hospitales, buenas carreteras, nuestras calles limpias y seguras…
Como muestra de lo que les digo, lean si pueden este artículo que aparece en el diario catalán Avui: http://www.avui.com/avui/diari/05/abr/07/ag2lli07.htm
Dice lo siguiente:
"En Barcelona queda muy hortera hablar en español, yo solo lo hablo con la criada y con algunos empleados. Es de pobres y de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel hablar un idioma que hace un ruido tan espantoso para pronunciar la jota. Estos que no hablan catalán, a menudo tampoco saben inglés, ni francés, ni quién es monsieur Paccaud. Pero no solo en Cataluña el español es un síntoma de clase baja. El amigo Riera me facilita estos datos de la ONU del 2002.
Renta per cápita de Noruega, 36.600 dólares; Dinamarca, 30940; Islandia, 29.750.
Tres países riquísimos, con economías internacionalizadas y lenguas más pequeñas que la nuestra pero que las hablan sin complejos. Contra esta absurda creencia de que el catalán nos cierra puertas, estos datos sobradamente elocuentes de si sirve o no sirve una lengua minoritaria.
En cambio en el maravilloso mundo hispánico la pobreza es el único dato. La media de los 13 principales países americanos que tienen el español como lengua, desde Argentina, Chile y Méjico hasta Nicaragua, Honduras y Ecuador, es de 6.209 maltrechos, dólares de renta per cápita. Cataluña hablando catalán y a pesar del expolio fiscal infringido por una España que no tiene ni la decencia de publicar las cifras del robo tiene una renta de 26.420 dolares.
Hemos de escoger modelo: Noruega o unirnos a la caravana de la miseria. El independentismo en Cataluña esta absolutamente justificado aunque solo sea para huir de la caspa y el polvo, de la tristeza de ser español".